ESCRITURA
AUTOMÁTICA
La escritura automática o el fluir de conciencia es el proceso o resultado de la escritura que no proviene de los pensamientos conscientes de quien escribe. Es una forma de hacer que aflore el inconsciente. Consiste en situar el lápiz sobre el papel y empezar a escribir, dejando fluir los pensamientos sin ninguna coerción moral, social ni de ningún tipo. En ocasiones se realiza en estado de trance, aunque no es necesario que sea así.
Su propósito es vencer la censura que se ejerce sobre el inconsciente, merced a unos actos creativos no programados y sin sentido inmediato para la consciencia, que escapan a la voluntad del autor. Entonces compone directamente el inconsciente, liberado de la censura.
La escritura automática es un proceso inconsciente o semiconsciente de redacción. Consiste en transmitir las palabras tal cual surgen en nuestra mente, sin reflexionarlas ni tener un tema preciso del que escribir, y plasmarlas tal cual en el texto. En otras palabras, lo que se persigue es que aflore el subconsciente en el escrito, por lo cual no esperes que el texto resultante tenga coherencia.
CÓMO HACER ESCRITURA AUTOMÁTICA
En el Primer manifiesto de surrealismo (15 octubre 1924) André Breton explicaba cómo realizar una práctica de escritura automática de la siguiente manera:
“Haced que os traigan recado de escribir, tras haberos instalado en el lugar más favorable para la concentración de vuestro espíritu en sí mismo. Colocaos en el estado más pasivo o receptivo que podáis. Haced abstracción de vuestro genio, de vuestro talento y del talento de todos los demás.
Repetid para vosotros mismos que la literatura es el más miserable camino que conduce a todo. Escribid aprisa, sin tema pensado de antemano; lo bastante aprisa para no recordar y no veros tentados a releer lo escrito. La primera frase vendrá por sí sola, tan cierto es que en cada segundo hay una frase, extraña a nuestro pensamiento consciente, que está pidiendo exteriorizarse…”
El propio Breton era consciente de las dificultades de mantener ese estado de “no consciencia al escribir”. Y es que, queramos o no, es probable que cuando estemos desarrollando esta práctica aparezca nuestra razón y queramos escribir un texto lógico y bien escrito. Así, Bretón hace la siguiente recomendación:
“A continuación de la palabra que os parezca de origen sospechoso (consciente) poned una letra cualquiera, la letra L, por ejemplo, siempre la L, y al imponer esta inicial a la palabra siguiente conseguireis que de nuevo reine la arbitrariedad”.